Mi nombre es Sebastián Isael Pla Martorell, aunque todos me conocen por Isael, y este es mi pequeño blog. Escribo sobre lo que me apetece, pero sobre todo, escribo para Dios.

lunes, 18 de marzo de 2013

¡Bienvenido, Francisco!

Así pasé yo el miércoles 13 la elección del Papa.
Estaba en Castellón por razones de estudio y chateando con una amiga por el facebook me advierte: "fumata blanca". "Sí, vamos", le contesto; no iba a creerme que los señores Cardenales eligieran Papa tan rápidamente, esperaba un Cónclave bastante más largo, pero sin exagerar, que una Semana Santa sin Papa no es una Semana Santa.
Enciendo la tele al instante y efectivamente, una multitud sonriente y expectante en la Plaza de San Pedro y la repetición de la salida de la "fumata blanca" me dicen que "habemus Papam".
Nervios y más nervios ¿será español, será joven?
Tras casi una hora aparece el Protodiácono; su voz y sus gestos delatan su enfermedad: "...Georgius Marius Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem Bergoglio". ¡Un argentino! grito. Echo un ojo rápido al suplemento dominical de un periódico donde aparecen los favoritos... y no encuentro a Bergoglio. Qué gracia. En el último Cónclave los periodistas eran unánimes al vaticinar que el único que no podía salir Papa era Ratzinger...
Aparece en el balcón. Silencioso, saluda con la mano, mira a la multitud. Yo, expectante. A ver qué dice. Sus primeras palabras y su "buona sera" salen como un rayo de gracia que provoca en mí una gran sonrisa y una relajación tras cierta tensión momentánea. 
Pide oración por el Papa emérito y por él mismo. Se inclina a orar y nos invita a orar también a nosotros. La oración, esencial para cualquier católico. Rezar es conectarse con la eternidad, como (aproximadamente) decía Santa Edith Stein. Creo firmemente que con oración, no habría herejías.


Un día intenso el miércoles 13...
Sólo señalaré estas últimas cosas: el 13 es para muchos, incluido yo, el número de la Virgen María, y número favorito de Juan Pablo II. También el mío. Este día lo tengo encomendado para rezar por los sacerdotes.
Llamándose Francisco, estoy seguro de que tomará de este santo el amor a los pobres, como ya lo manifestó al poco. También el amor a la paz y a la Creación, como advirtió también. Pero seguro que tendrá en su corazón el cariño hacia la liturgia como su tocayo, y así nos recuerda Juanjo Romero aquí. Espero que nos hable "de la eternidad, del Infierno y del retorno de Cristo", como pidió el misterioso (aunque ahora no tanto) peregrino arrodillado en la Paza de San Pedro bajo la lluvia.

Pero sobre todo, como el poverello de Asís, ama, amará y nos hará amar con indecible amor a la Virgen María.


¡Viva Cristo Rey, Viva la Santísima Virgen María de los Ángeles y Viva el Papa Francisco!


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